«Con petición de perdones incluida, si alguna estrofa llega a ofender» @fdo_buitrago
Santo Domingo Este fue testigo de uno de los emprendimientos locales que por desgracia no sobrevivió en el tiempo, su periódico impreso, para dar paso a diarios digitales que marcaron época y lograron incidir en la vida política, unos más, otros menos, pero difícilmente al final, en la social.
La prensa digital de Santo Domingo Este, si bien eventualmente se dedican a publicar casos de «fiscalía», rara vez, salvo excepciones, se hacen eco de la vida de los barrios del municipio, los eventos deportivos, sociales, denuncias, concentrándose en la vida de los políticos y sus actividades, olvidando incluso a los empresarios y sus organizaciones que conviven con el pueblo y son parte del aparato productivo.
La prensa en Santo Domingo Este aún no posee identidad o al menos no reconoce qué es lo importante para una sociedad, en su generalidad.
Es seguro que este escrito inyecte injusticia porque en la vida es todo un tema de balance y estadísticas.
Los medios de Santo Domingo Este deberían preguntarse, todos, cuántos artículos de la ciudad y sus representantes publican, cuál es el porciento de textos sobre municipio que no involucre a políticos, cuánto se han comprometido con temas que atañen a los barrios de la ciudad para con ellos cumplir su rol, no solo de ser su voz, sino de buscar las razones de los tópicos.
Es normal que existen excepciones, sin embargo, se calcula que en la ciudad co-existen unos cuarenta medios, sin embargo, en las portadas de ellos rara vez aparecen artículos de Santo Domingo Este que no sean las Notas de Prensa de la Alcaldía, rara vez, artículos propios, de temas propios.
Un medio no es una página de WordPress que publica y difunde, un periódico local debe tener como línea editorial el territorio al que dice representar.
Las líneas editoriales tienen que ver con los dueños de cada medio y sus objetivos, por eso algunos diarios no solo no se enfocan, sino que se «entretienen» en otros «territorios» aun digan ser de Santo Domingo Este.
La prensa local no solo debe existir, sino saber jugar su rol, más en una ciudad de más de un millón de personas donde incluso pocos le conocen y por consiguiente, se identifican, resultando que nadie les convoca, solo algunos equipos políticos que ven en estos diarios la forma de difundir sus actividades.
Las fuerzas vivas de Santo Domingo Este existen y se desarrollan sin ser acompañados por la prensa, pues pocas veces un medio reseña un evento deportivo o social, rara vez un tema de interés en algún barrio.
El fenómeno es comprensible ya que el periodismo tiene gastos, un medio es un negocio, y no siendo algunos que «ayudan» gracias a la gestión del dueño de medio o los políticos que saben que la plataforma, por débil que sea (y todas lo son) pueden servir de algo de difusión, existe un divorcio entre los que pudiesen estar enterados y/o comprometidos o creer en los medios para servir, como siempre, de sustentadores de la prensa.
Por razones igualmente económicas, ante la incapacidad de "comer" de las frutas del municipio los integrantes de los medios poseen una pierna dentro y otra fuera de Santo Domingo Este, disminuyendo la capacidad de incidir más, de crecer dentro del tejido socio político local. Es muy dificil mantenerse coherente e incluso, no convertirse en solo un difusor de notas de prensas de terceros.
Periodistas, comunicadores y prensa en general se ha usado de plataforma mediática puntual para el lanzamiento de candidaturas, el ataque a ciertos entes políticos hasta que el medio se convierte en un odiador más, a veces se muta a relacionadores públicos convirtiendo el periódico en una auténtica «rampa de lanzamiento», tirando al piso aquello de imparcialidad, objetividad.
Los dueños de medios se sienten en su mayoría emprendedores sin embargo pocas veces se pasa de ser solo como blogueros a los que la «plataforma» sirve de pasarela a sus objetivos a veces, demasiado personales.
Dicotomías, adhesiones políticas, intereses económicos e incluso actitudes inapropiadas, deambulan como fantasmas alrededor del necesario fortalecimiento de una prensa que debería entender cuál es su rol y mirar a una ciudad pujante que le necesita incluso, con esfuerzo, en su lento caminar a una identidad propia y la ausencia de clase periodística aunque llegue a tener miles de periodistas que como diáspora van buscando el rastro siempre de la supervivencia más que de la excelencia e incluso, el reconocimiento real de la población a quien en teoría, se deben.